Clifford D. Simak (1904-1988)

«El Universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos, es más extraño de lo que podemos imaginar».
Nació en Millville, Wisconsin, el 3 de agosto de 1904. Tras terminar sus estudios, se casó en 1929 trasladándose a Mineápolis, Minnesota, donde trabajó como periodista para varios periódicos, especialmente el Minneapolis Star And Tribune, con el que colaboró desde 1939 hasta 1976.

Aficionado al ajerdez, la filatelia, el cultivo de rosas y la pesca deportiva («la forma perezosa, acostado en un barco esperando que vengan a mí», según sus propias palabras), daba gran importancia a la familia y era muy querido por sus colegas escritores, especialmente Isaac Asimov.

La ciencia ficción le interesó desde niño, al leer a H.G. Wells. Escribió algunos relatos para pulps entre 1931 y 1933 pero no sería hasta el comienzo de la golden age, en 1938, que se dedicaría plenamente al género, de la mano de John W. Campbell.

Su particular estilo suele ser definido como soft y pastoral. Fue uno de los precursores de la defensa ecológica dentro de la CF con conceptos como los hombres del bosque o el hecho de atribuir un propósito cósmico a la vida (considerando toda la vida del Universo como una única entidad). Aún así, muchas veces el medio rural es presentado como hostil, aislado y dominado por la intolerancia.

A Simak debemos la idea del viajero que, al trasladarse en el tiempo, viaja en realidad a un mundo paralelo (ya que nuestro mundo se mueve a lo largo de una corriente única del tiempo). En su obra hay infinidad de universos paralelos similares al nuestro compartiendo el mismo espacio.

Otros valores que suele destacar son la inteligencia, la lealtad y la amistad. Se muestra cauto ante la invención de las herramientas como extensiones de la humanidad, cuya evolución última son los robots, vistos por Simak como una nueva raza sustituta del hombre.

Autor completo, se desenvuelve con soltura en diversas temáticas: Romance, aventuras, reflexión filosófica y hasta el terror más duro.

En los últimos años de su vida pensaba que la ciencia ficción sin raíces en el hecho científico había sido responsable de la decadencia del género. Afirmaba que su objetivo era hacer de la CF una parte de lo que llamó «ficción realista».

Murió el 25 de abril de 1988.

Los premios más importantes que ganó fueron: 

  • International Fantasy Award al mejor libro de ficción por Ciudad (1953).
  • Hugo a la mejor novela corta por Un gran patio delantero (1959).
  • Hugo a la mejor novela por Estación de tránsito (1964)
  • Su relato corto La gruta de los ciervos danzarines (1981) recibió simultaneamente los premios Hugo, Nébula, Locus y Analog.

También recibió el premio de la Minnesota Academy of Science (1967) por el destacado servicio prestado a la ciencia, el Bram Stoker Award a la labor de toda una vida (1988) y el Damon Knight Memorial Grand Master Award, otorgado por sus pares en 1976, quizás el máximo galardón al que puede aspirar un escritor del medio.

Libros reseñados:
Ciudad
Estación de tránsito

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